domingo, enero 28, 2007

Las puterías de Enero


Ya nos tomaron la medida. De veras que el mexicano en su conjunto es una masa perfectamente manejable en base a la sugestión televisiva, al grado de ser capaz de creer felizmente una mentira a pesar de tener alrededor las evidencias que la revelan como tal.Todo lo que el autonombrado presidente de México ha hecho en sus primeros días de supuesto gobierno (en realidad se trata de una mera gestión administrativa al servicio de los verdaderos poderes) hubiera bastado en un país medianamente consciente para provocar su caída o su desprestigio a los ojos de la población. Pero la realidad es que los administradores panistas han hecho bien en conservar a los habitantes de este país en una ignorancia operativa, en un nivel de precaria alfabetización nombrada descaradamente "educación", para así poder seguir robando y dejando robar a otros a sus anchas, como sus antecesores lo hicieron, explotando los recursos nacionales a niveles de infamia, autorizando casas de apuestas para arruinar todavía más a los incautos y solapando a los gobernadores delincuentes y a sus amigos pederastas -la escoria de la humanidad- sin que nadie, o demasiado pocos, se den cuenta de ello y hagan algo.No. En realidad han ido más lejos. Han reducido de forma criminal los de por sí ya escasos fondos destinados a la educación y a la cultura -enemigos mortales de su operación gangsteríl- sin cambiar una sola coma a instrumentos de saqueo como el IPAB y el TLC; diciéndonos con ello que su obligación es para con los banqueros -ladrones internacionales insaciables- y los intereses de nuestros poderosos vecinos. De hecho, los gobiernos azules no han hecho otra cosa que envilecer nuestra otrora respetable diplomacia, poniéndola a servir la mesa y lavar los platos sucios de Latinoamérica al gusto de uno de los gobiernos más corruptos e imperialistas de la historia estadounidense. Nadie lo ve. Nadie hace nada. De hecho, muchos de aquellos que todavía tienen material con el cual pensar y formarse un criterio, piensan que lo mejor que se puede hacer ahora es olvidar lo que ellos llaman "tensiones de la lucha electoral" para así, todos juntos y nuevamente hermanados, luchar bajo el liderazgo de nuestro querido presidente legal. Un hermoso pensamiento, sin duda; casi tan hermoso como aquél de hermanarse con el delincuente que nos acaba de robar nuestra cartera en lugar de mandarlo a la cárcel, dándole de buena voluntad aquello que debería quitarnos por la fuerza, si acaso. Abrazar al enemigo, prestarle nuestro abrigo y sentarlo a nuestra mesa para que se sirva lo que quiera de un menú que no le corresponde, y todavía que haga su guardadito para dárselo a su tío Sam. Así, le diremos que la próxima vez no lo dejaremos salirse con la suya, que somos buenos y por esta ocasión no le reclamaremos como se merece. Pero es la última vez. ¿Saben lo que pasó? Que ya nos tomaron la medida. Ya se dieron cuenta, como los priístas antes que ellos, que no importa el alboroto que causemos en tiempos electorales, una vez que nos informen quién es el nuevo Tlatoani por televisión, en la voz incontestable de todos los ruiseñores mediáticos, entonces, y solamente hasta entonces, se dará por buena la elección. Así es la cosa. El mexicano común no confía en su juicio, no esta seguro de su propio criterio. Por ello, bastará que dentro de 6 años se tiente de nuevo a los funcionarios de la oposición para que se corrompan -algo sencillo de hacer, para nuestro mal- y así poder captarlos en una bella producción fílmica. Con eso y con otras cosas se montará otra campaña de desprestigio que haga ver al opositor como un demonio nazi. El candidato a administrador elegido por los banqueros dirá algunas mentiras y echará algunas bravatas; hasta quizá copie de nuevo algunas promesas de su rival; hará alianzas con los elementos más lodosos de la política nacional y se las arreglará para junto con ellos inclinar fraudulentamente la balanza electoral a su favor. Hecho esto, todo será más fácil. Bastará con convencernos -siempre por televisión- de que lo que sucedió fue lo mejor para nosotros. Nos dirán que es tiempo de resanar heridas, y entonces, quitada ya la máscara de candidato, seguirá todo exactamente igual. Santa Paz porfiriana. Un pueblo atrasado e ignorante enriqueciendo a una minoría abusiva de empresarios inescrupulosos y banqueros ladrones. La obesidad insultante del secretario Carstens es un espejo fiel de esta vocación de rapacidad a la que el espurio obedece de manera servil. Inclusive la supuesta lucha contra el narco es una farsa, una pieza de vodevíl montada para distraer al vulgo con un imaginario teatro de guerra; una simulación de acción y de control inexistente en la realidad. La única mano dura que ha habido de parte del gobierno ha sido en contra de los asalariados y su capacidad para alimentarse.Todas las mentiras han quedado al descubierto, pero ya nos tomaron la medida, y nadie hace nada. Ni siquiera AMLO, el supuesto paladín de los pobres y los necesitados toma en serio su papel de presidente legítimo. Calderón no es mi presidente, pero fuera de él no se ve a nadie. El político que esperábamos iba a organizar el gobierno paralelo y la resistencia civil anda de gira. Posiblemente también él estaba actuando. También él era una farsa. ¡Ya nos tomaron la medida, carajo!

domingo, enero 21, 2007

Las ruedas sin edad

Cuando el autor de esta columna tenía unos 19 años, se fue a cumplir con una misión de carácter religioso en las ciudades de Querétaro, León y sus alrededores. Como misioneros, mi compañero y yo no teníamos automóvil, y tampoco teníamos mucho dinero para gastar en transporte público, siendo parte de nuestro trabajo estar constantemente en movimiento de una parte a otra de las ciudades, y aun entre la ciudad y los pueblos que la circundaban. Fue en esa ocasión que descubrí el placer insuperable de transportarme en bicicleta.Antes de la misión, la bicicleta era un juego, un pasatiempo, y la transición a considerarla un medio de transporte costó mucho dolor y sobresaltos, pues no podíamos detenernos para descansar, y el tráfico agresivo de las ciudades nos hacía sentir que todo el tiempo estábamos en peligro. Sin embargo no siempre fue así, y gracias a mi bicicleta pude disfrutar de momentos de belleza inolvidable que aun hoy en día permanecen en mi memoria como pruebas de que, a pesar de lo que a veces me dicta la voz insulsa de mi depresión, verdaderamente he vivido a plenitud.Por ejemplo, la ocasión en la que regresábamos de Purísima del Rincón, el pueblo del pintor Hermenegildo Bustos, y nos dirigíamos a nuestra casa en San Francisco del Rincón, un recorrido de unos 15 kilómetros que hacíamos mas o menos tres veces a la semana. Ese día nos sorprendió la lluvia en la carretera; un aguacero repentino y copioso que hubiese obligado a cualquiera a desmontar y buscar refugio en cualquier lugar, pero nosotros, sin necesidad de consultarlo, seguimos adelante, lentamente a causa del viento que teníamos en nuestra contra, permitiendo que el aguacero nos empapara como una gigantesca regadera. De repente tomamos una pendiente y aceleramos tanto que las gotas de agua nos golpeaban el rostro y el cuerpo con la fuerza del granizo; aceleré con todas mis fuerzas, casi al borde del desmayo, para luego dejarme ir con el impulso para disfrutar del viento que rugía a mi alrededor y de la sensación del agua vapuleando cada centímetro de mi cuerpo. Estaba sintiendo la plenitud de la libertad, de mi organismo en tensión, de mis pulmones plenos de aire, la velocidad, la dicha.Poco después descubrimos una pequeña vereda que salía de Purísima rumbo a Jesús del Monte. Era un camino sin pavimentar, perfectamente recto y flanqueado por arboles frondosos y frescos. Lo seguimos por una media hora, asombrados de que nadie, ni en automóvil ni a caballo, interrumpiera nuestro paseo. Finalmente se terminaron los arboles, y entonces entramos a un valle de belleza sin igual al pie de los montes. Silencioso, sembrado de trigo, rebosante de paz debajo de un cielo increíblemente azul.De inmediato lo adoptamos como lugar de recogimiento, y a menudo lo visitábamos para orar largamente. Para suplicar por nuestras almas a un creador que parecía estar más cerca de nosotros ahí que en cualquier otro lugar. Ese valle nos enriqueció como pocas experiencias de mi vida lo han hecho, y no lo hubiésemos descubierto nunca de no haber sido por nuestras benditas bicicletas, cuyo paso silencioso no interrumpió nuestras meditaciones al irnos de ahí por última vez.Hace una semana se me ocurrió que podría remediar mi falta de ejercicio (y mi exceso de peso) si cambiaba el caro y contaminante transporte público por una bicicleta. No tenía mucho dinero, pero me sentía locamente entusiasmado por la idea de revivir aquellas experiencias tan queridas por mi corazón. Sabía que era difícil, si no imposible, conseguir una bici como las que a mí siempre me han gustado, pero confiaba en poder hallar una usada en algún taller de reparaciones. No obstante, y gracias a la recomendación de uno de mis alumnos, fui el lunes pasado a ver si podía encontrar algo en "El Pedal de Oro", un lugar de mucha tradición en Morelia en lo que toca al ciclismo.En cuanto entré pude ver la gran cantidad de bicicletas modernas, de ruedas pequeñas, deportivas y de montaña que esperaba encontrar, pero que no me agradan o no me servían para lo que deseaba hacer. Aunque estaba desanimado, me tomé la molestia de explicarle al vendedor cuál era la bicicleta que quería, y mi sorpresa no tuvo límites cuando me dijo que tenían lo que yo buscaba, o algo mejor, y así fue, por mucho. El vendedor me señaló una esquina de la tienda, y ahí estaba la bici de mis sueños: una Eastman Tiger de fabricación hindú, copia exacta -tornillo por tornillo- de la Raleigh Deluxe 1914, la bicicleta oficial del ejército inglés, y de muchos otros en el mundo por casi todo el siglo. Estaba completamente equipada con luz frontal, cuarto trasero, reflejantes, base de estacionamiento, candado integrado a la rueda trasera, portabultos y su brillante campanilla original. Hasta estaba pintada del reglamentario color negro. El único problema: pesa como un yunque. Emocionado pregunté el precio, pues aunque estaba dispuesto a pagar lo que fuera por esa bici, nada más llevaba en la bolsa $1500 pesos, y no podría gastar un centavo más hasta la siguiente quincena. El vendedor dijo: "cuesta $1350", y yo: "¡Pues me la llevo!"Tardaron unos minutos en prepararla, y del centro la manejé hasta Ocolusen, en donde me esperaban para comer; un recorrido de unos diez kilómetros que me dejó exhausto y asustado por la pérdida de toda mi destreza y fuerza de tiempos de la misión. De ahí me fui nuevamente al centro, con una parada de descanso y rehidratación al tener a la vista Catedral, tropezando con las banquetas y poniendo pie a tierra de manera torpe casi a cada cruce de calle. En el Conservatorio descansé unas tres horas, y me llevé finalmente la bici a casa (unos 8 kilómetros) en un recorrido desafiante que aun ahora no entiendo como logré completar en el estado en el estado de agotamiento en el que me encontraba. Al llegar a casa dejé la bici estacionada en el patio; entré caminando lentamente, sin ingle, sin piernas, con la ropa empapada; entré al baño, me duché largamente, y al salir solamente tuve tiempo de ponerme la pijama antes de quedarme profundamente dormido, dolorido, pero increíblemente feliz.Ya sin tanto drama -aunque no sin peripecias- me llevé martes y miércoles la bici de ida y vuelta al Conservatorio. Estoy seguro que el entusiasmo me va a alcanzar para convertir a la bici en mi medio de transporte habitual, y ya para entonces tendré de vuelta mi antigua fuerza. Mi esperanza es que, sin que yo me dé cuenta, gracias al puro placer de biciclear (palabra de mi hijo Emilio), un día amanezca con mi antigua talla también.La pregunta es: ¿descubriré algo ahora?


domingo, enero 14, 2007

Los Tres Reyes Guarros



En diciembre de 2005 una amiga muy querida me preguntó cual sería mi petición si ella fuera Santa Claus. En respuesta a esa ingenua pregunta, mi mente torcida concibió una breve fábula que Doktor Faust encontró por accidente entre mis papeles hace un par de días. De inmediato el viejo maestro me sugirió que la publicara, pues le pareció divertida, y es por eso que lo hago, al tiempo que le envío un cariñoso saludo en dondequiera que se encuentre a la amable dama que la inspiró.

La promesa, la ilusión, el alegre despertar la mañana de navidad en busca de los esperados dones; el milagro feliz de las navidades que se torna desvarío de amor, pagana fiesta de los sentidos, embriaguez impía de la imaginacion sin freno bajo el influjo de la venus de rojo y blanco ataviada; la que -merced a una precipitación castálida- sobre carruaje de pegasos -no renos- navega el orbe para rebosar de anhelos el pecho de sus devotos.Del oriente lejano, de Lecumberri, de Neza y el Peñón de los Baños, vienen los magos. Los legendarios Reyes Guarros. Su misión es la de poner todo su conocimiento al servicio de las artes adivinatorias, para así regalar al mundo con sus esperadas predicciones, las cuales cada año dan forma al destino de los hijos de los hombres, tanto aquellos que cargan con el peso del poder y la fama, como del vecino, o el conocido. Vickyclaus también enuncia predicciones anuales, las cuales son aún más precisas, contundentes e insondables que las de los mismo Reyes Guarros, y sin embargo ahora ha decidido ofrecerles algo más: la oportunidad de hacer una petición, de solicitar un don.La sorpresa de los monarcas adivinos es enorme. ¿Cuál, entre todos sus deseos y anhelos, será el que soliciten a Vickyclaus?En su turbación, el más pequeño de los adivinos busca la soledad para meditar. Se encuentra caminando en una playa lejana, en la que las olas rompen con pausada dulzura. Nunca en su vida había visto un mar así, que hablara con fuerza y a la vez con nostálgia, con un deseo de conquista y victoria resonando en cada golpe de marea. A su alrededor le parece ver que danzan mujeres muy hermosas, en las que el Rey Guarro puede reconocer algunas de las doncellas que lo han amado, y luego lo olvidaron, haciéndole sentir una delicada ternura por lo primero, y vergüenza infinita por lo segundo, todo en el mismo momento de atroz lucidez que aquellos que sueñan despiertos tienen a veces, y de los cuales solamente queda la sensación de abismo al volver a la realidad. Cuando todo es confusión, aparece un rayo de luz en el horizonte, y sobre las aguas camina Vickyclaus, vestida con su toga doctoral, hermosa hasta la desesperación y en su mirada el brillo del deseo y la seducción. El pequeño Rey se deja caer a la arena, arrebatado por la apasionada visión, y pierde el conocimiento, o el recuerdo de sí mismo, al ver que Vickyclaus se detiene frente a él y se despoja de su toga, la cual se transforma, en sus últimos instantes de conciencia, en una cómoda y espaciosa tienda beduina.Al despertar, el Rey se encuentra todavía en la tienda, en una enorme y mullida cama cubierta de los más finos linos egipcios, con sábanas de seda natural de las montañas de Okinawa, y almohadas tejidas por las expertas manos de las hijas del Marahjá de Palmyra. Junto a él descubre con asombro, apenas asomando de entre las cobijas, el rostro durmiente de Vickyclaus, su delicioso hombro desnudo que cruza en un tenue movimiento la sonrisa de profunda satisfacción y saciedad que ilumina su boca, boca que es rosa de placer, y roja de tanto besar. El Rey guarro no siente deseo, sino ternura indescriptible, y descubre que también él se halla profundamente satisfecho, cansado, ahito de amor. Su miembro exhausto, desflemado y cubierto de las mieles de Venus le confirma que ha sido víctima de un poderoso encantamiento de Vickyclaus y, persuadido fácilmente a administrar una larga noche de pasión, ha sido despojado hasta del más mínimo recuerdo de la misma, su memoria ha sido demolida por el poder de su amante quien, sin piedad, ha reservado para sí la conciencia y el recuerdo de los placeres de toda la noche, y también sin duda el poder para devolverle al rey la oportunidad de vivir y recordar los instantes cumbres de su existir, claros e intensos como en su primer florecer.Ahora, el Rey Guarro sabe lo que ha de pedirle a Vickyclaus.

domingo, enero 07, 2007

Ensalada de Año Nuevo

Son varios los temas que me han llamado la atención durante la semana, una semana -por cierto- de nostalgia, descubrimiento, errores e ilusiones; de metas no cumplidas, de metas superadas y nuevas metas. Al no poder decidirme por ninguno de ellos le di a cada uno un poco de espacio en la entrega de hoy.

Io Canto

Por fin, después de no encontrarlo, de hallarlo disponible pero sin llevar dinero en la bolsa, y de esperar que llegara a Morelia, pude adquirir una copia (al hablar de discos es correcto usar esa palabra; es un error, en cambio, transliterar la voz inglesa "copy" para decir "copia" refiriéndose a un libro, pues cada libro es un ejemplar en sí mismo, o sea, un original. Lo anoto por tratarse de un error cada vez más común). Decía, pues, que por fin pude hacerme del último disco de Laura Pausini, intitulado Io Canto. Como todas las producciones de la Pausini se trata de un CD agradable, a momentos muy emocionante y, sobre todo, alimentado directamente por la historia personal de la intérprete aun cuando, por primera vez en su discografía, los temas que lo conforman no son originales, sino piezas grabadas con anterioridad por otros artistas; de los llamados "covers". Lo que mantiene al CD dentro del ámbito de lo personal es el criterio de selección usado para definir el contenido de sus 16 cortes. No se tomó en cuenta, o no de forma primordial por lo menos, la popularidad o el éxito de las canciones, sino su lugar dentro de la vida y el corazón de Laura. Eso me encanta de esa mujer, es una de las razones -aparte de su voz, su deliciosa intuición musical y su enorme talento- por las que la admiro y gozo tanto de su música, o sea, que le es materialmente imposible separar su vida de su arte, y es transparente en sus razones artísticas para cualquiera que conozca aunque sea un poco de su vida y su carrera.Ella misma lo menciona en el libreto que acompaña el disco: "...y aquí está la música que escucho en momentos muy tristes, así como en los especiales, las canciones que cantaba de jovencita en el piano bar, aquellas que me han enseñado, sobre todo, a emocionarme y amar la música, sin tomar en cuenta géneros o estilos". Es por eso, porque la mucha o poca fama de los temas fue irrelevante para su introducción en el proyecto, que prácticamente todo resulta nuevo para mí; además, no se nota que abarca un periodo de treinta años, desde los setentas al 2006; pues todos los arreglos, a caballo entre el pop, el rock y un lounge sofisticado, hacen que el conjunto suene sorprendentemente homogéneo. Con tanto puntos a favor, se perdona la paulatina americanización del otrora fiero estilo italiano de Laura Pausini; presente, si bien veladamente, en cortes como aquél que le da nombre al CD, pero lamentablemente bajo control o ausente en el resto, en un esfuerzo absurdo por agradar al mercado estadounidense, que prefiere lo inocuo y anodino de sus vanas figuras pop. El Gabinete de Doktor Faust felicita emocionado a Laura por este nuevo disco.

Software interesante

Una de mis metas de año nuevo es la de perfeccionar mi dominio de la lengua alemana. Es un asunto que me ha ocupado ya inauditos cuatro años de resultados desiguales. Hasta ahora, uno de mis problemas había sido la de encontrar un diccionario para mis lecturas que fuera a la vez completo y manejable; pero los diccionarios manejables eran insuficientes, y los más completos no podían llevarse a ninguna parte por su tamaño. Esa dificultad quedó solucionada con la adquisición -merced al apoyo de mi hermano Arturo, quien me prestó su tarjeta de crédito- del diccionario Ultralingua para Pocket PC. Ahora tengo un enorme diccionario que cabe en mi bolsillo (junto con mi agenda, cinco periódicos, cientos de libros, discos, revistas y otras muchas cosas, todas electrónicas). Basta escribir la voz en duda para que el programa encuentre la definición de inmediato, y si acaso la palabra fuera una conjugación, el programa encuentra el infinitivo del que procede. Sorprendente.Por otra parte, una de las razones por las que me resultaba difícil la organización de mi información genealógica, era que debía limitarme al lápiz y al papel. Con la última -5.2- versión del PAF (Personal Ancestry File) todo resulta sorprendentemente fácil y bien organizado. Hay espacio para todo; no hay límite para el número de nombres, o de ramificaciones, o de familias, las cuales, por cierto, pueden investigarse por separado y después "conectarse" usando cualquier familiar que tengan en común. Estoy lejos de dominar el programa, pero hasta el momento ha demostrado ser una poderosa herramienta en la organización de toda la información que hemos podido reunir sobre mis antepasados. El programa está a disposición del público en general en la página www.familysearch.org
Es lunes. Es momento de trabajar por nuestras metas.

¿Operación qué?

Para todos los que me han preguntado, preocupados, cómo nos va con las payasadas policiales del espurio, me complace informarles que aquí estamos como si nada. Para nuestra fortuna (y desgracia al mismo tiempo), la operación esa ha sido una vacilada tan inofensiva para nosotros como lo ha sido para el narco. Pueden estar tranquilos. ¡Les deseo una semana feliz!
Irgendwo auf der Welt
fängt mein Weg zum Himmel an;
irgendwo, irgendwie, irgendwann.