domingo, septiembre 03, 2006

Oaxaca (segunda parte)


"En realidad", dije, "la situación actual, si bien implica la torpeza y rapacidad del gobernador de Oaxaca, es la reacción final a una historia de muchos siglos de atraso y opresión. El profundo desprecio de la clase gobernante ante las necesidades de la población no es algo nuevo para los oaxaqueños, de ninguna manera, y me llevaría horas mencionar las muchas formas en las que los esquemas de explotación que operan en México -como país- se aplican en Oaxaca con una fuerza todavía más terrible y descarada. Lo peor de todo es que, tanto a nivel regional como en el nacional, las personas se han acostumbrado a tal grado al abuso que lo ven como algo normal, y como sucede con el caso de las protestas de la coalición, se molestan cuando alguien deja las buenas maneras de lado para hacer cosas que de veras llamen la atención y provoquen conflicto, enfrentándose con ello a la enorme mayoría de los habitantes de esta república esclavizada, quienes no creen o ignoran que hay algo mejor que la simple pastura que constituye toda la recompensa a su trabajo; quienes desean que siempre haya comida en los comederos y bebida en el abrevadero, aunque a cambio de esa estabilidad de ignorancia y muerte deban entregar su derecho a saber la verdad o las muchas verdades que conforman su realidad."
"De esa manera y no de otra es como se les quita suavemente la voluntad de pelear a los pueblos, y lo sabes bien", observó Furbazc. “Thomas Friedman, en su libro “The Lexus and the Olive Tree”, enuncia una interesante teoría, a la que llama “The Golden Arches Theory of Conflict Prevention”, y su enunciado, traducido, dice: “Dos países que tienen en su territorio un McDonalds no han estado en guerra entre ellos desde que los tienen”. ¿Cuales son los países considerados -por el imperio- un riesgo a la seguridad mundial? Irán, Siria e Irak. ¿Cuales son los países del medio oriente que no tienen un McDonalds? Irán, Siria e Irak. Tal cosa busca implicar, entre otras cosas, que la población de un país, con la estructura económica adecuada para mantener una clase media lo suficientemente grande como para sostener una cadena de McDonalds, pierde el deseo de pelearse, pues solamente quiere formarse para comer hamburguesas. La teoría está siendo puesta a prueba con el conflicto entre Israel y Líbano, pues ambos países tienen McDonalds en su territorio, pero se sostiene si se toma en cuenta que Hezbolla no es Líbano, sino que más bien representa los intereses de Irán y Siria. Con todo, el mensaje es claro, y sus alcances tanto domésticos como internacionales. La mansedumbre es el precio de la globalización, en la que la estabilidad, y el trabajo son los valores a conservar a toda costa (lo cual sería ideal si el trabajo beneficiara al que lo hace, y no a los dueños del dinero). En la economía global se reconoce el derecho de 8 potencias para explotar -en su lenguaje dicen 'invertir en'- al resto, sin respetar, ni mucho menos, las tradiciones y la individualidad de cada uno, y despilfarrando sus recursos naturales como si les pertenecieran, como si no existieran consecuencias catastróficas de tan irresponsable actitud. Lo demás es vil propaganda que aprovecha la omnipresencia de la televisión en las casas en las que los libros, o no existen, o son adornos. ¿Es el trabajador un hombre explotado? Sí. ¿Lo es el oficinista, el ejecutivo de una trasnacional? Por supuesto que sí; porque a fin de cuentas solamente reciben dinero (la mayoría de las veces en proporción ridícula con respecto a lo que realmente producen) y no la oportunidad de hacer crecer a su nación hacia el siguiente nivel, un nivel que no existe, en el que un pueblo no necesita ser explotado ni necesita explotar a otro para vivir bien y ordenadamente. Ya sea porque no necesita mantener fortunas escandalosas, o porque sus habitantes no padecen la ambición desmedida que las provoca, o porque el mayor deseo de todos es el de comprender su mundo sin destruirlo, comprender a los demás pueblos sin destruirlos; porque han tenido buenos maestros, y son sabios".
La bella Leopoldina, una mujer culta, en efecto muy hermosa y de disparejo carácter, se rió cuando el espía estaba terminando de hablar. Se levantó luego de su asiento y fue a abrazar por la espalda, ardientemente, a Miluzc Furbazc, quien debió de haber sentido un imposible escalofrío en su cuerpo difunto, pues cerró los ojos y dio por terminado su breve discurso en un intento por gozar la inusitada experiencia. Acercando la boca su oído, le dijo suavemente: "eres un hombre imposible de predecir, Miluzc Furbazc. Comienzas hablando Oaxaca, y terminas tratando acerca de los conflictos en el Medio Oriente y predicando un nuevo orden mundial basado en el amor y en el conocimiento. Si no te conociera bien, pensaría que tantos años es cuchándonos te han dejado completamente tocado; pero el caso es que siempre has sido así. Por eso hiciste lo que hiciste, y por eso dejaste que te mataran sin que tu muerte sirviera para un carajo, sin que nadie se molestara en decirte siquiera 'vete al diablo', o algo así. No obstante, y por lo mucho que te quiero debo decirte que no entiendes nada. Ni tu, ni Santoyo, ni los que dicen que las cosas que están sucediendo están mal y pueden cambiar, y hasta dicen las cosas que deben hacerse para cambiar, sin que vea que alguno de ustedes se levanta a hacer algo de lo que hablan. Para eso son muy buenos, o sea, para decir quién oprime a quién, para llamar marranos a los que decidieron que no iban a vivir como otros tantos pendejos, en la pobreza o la medianía que da el respeto a la ley y a los principios; pero ya los quisiera ver en algo más que una tertulia dominical en los campos Michoacanos, o en el gabinete de Doktor Faust; quisiera que anduvieran aunque fuera en una de esas megamarchitas que para nada sirven, pero que por lo menos se ven tan bonitas, pero ni eso. Nadie va a impedirme que venda mi conciencia a cambio de seguridad a largo plazo, por mucho que ésta sea idiotizante y vana; ese sería, en todo caso, mi derecho como mujer libre”.
“Si algún día quieres vender algo aparte de tu conciencia -dijo el más guarro de los asistentes, el padre Julián- tengo algo en mente por lo que ofrecería una buena suma, y una copa”. El perverso Georg asintió, emocionado.
“Lo único que usted puede tener en su mente, padre, es basura. Le suplico que no me interrumpa. Si alguna vez necesito saber lo que piensa una mente torcida, acudiré a su confesionario, aunque estoy seguro que será tiempo perdido. No es posible llevar a una persona de la línea de la pobreza a la clase media con consejos y consignas, o sermones, para el caso. El cambio verdadero comienza en los hogares, con la enseñanza incondicional del amor y del respeto. Respetar a los demás, sí, y también hacer respetar lo propio; pero no cuando ya es demasiado tarde, cuando la corrupción es tan generalizada que nadie puede confiar en su vecino. Es en ese sentido en el que México ha llegado demasiado lejos. Todos desconfiamos de todos, hasta aquellos como yo que no tomaría un peso de la bóveda de un banco si me la dejaran abierta y descuidada, y eso que para mí los banqueros son unos ladrones, los peores ladrones y saqueadores de nuestro país. Quisiera enseñar a mis hijos el amor, la confianza, el respeto y la honestidad a toda prueba. Eso es la verdadera cultura de un pueblo. ¿Hay alguna manera de que la palabra HONOR recupere su valor original, su fuerza y su poder? Si hay alguna manera la voy a encontrar, y la voy a poner en práctica, pues estoy segura de que la solución para ello no involucrará a otra persona que yo misma”.
Todos estuvimos de acuerdo. En ese momento la carne asada estuvo lista, y todos nos fuimos a comer. Por cierto, no crean lo que dice El Imparcial de Oaxaca. Cuiden lo que leen.

1 comentario:

HL dijo...

Salud, Herr Doktor!!
Aquí andamos!
Besos

Irgendwo auf der Welt
fängt mein Weg zum Himmel an;
irgendwo, irgendwie, irgendwann.