domingo, septiembre 24, 2006

El teatro habla de sí mismo

He aprendido mucho durante los últimos meses, trabajando en la cercanía de Luis de Tavira en la preparación de una ópera en la que lamentablemente no voy a poder tocar, pues las funciones serán con orquesta. Eso no tiene la menor importancia. Se trata de una de esas ocasiones en las que la preparación de un espectáculo deja más emoción e intensidad en tu espíritu que todos los aplausos con los que el público desee recompensarlo. Uno de esos rarísimos casos en los que el trabajo no es tal, o mejor dicho, pierde todas las connotaciones negativas asociadas a esa palabra para convertirse en la verdadera expresión de la libertad, de los deseos más profundos del corazón; aquello que en la juventud nos hizo dedicar la vida entera al arte y no a otra cosa, y que hoy nos mantiene agradecidos por no haber seguido el camino trillado de lo convencional. Pocas cosas en la vida son dignas de atesorarse como los momentos que pasé caminando por los suaves pastos de la Quinta Eréndira, comiendo el fruto de un peral cercano, meditando sobre las voces, los movimientos, las palabras y los nuevos conocimientos; poseedor de nuevo de la curiosidad y el asombro.
Más que una ópera, el espectáculo en cuestión es una ficción teatral del mismo Luis de Tavira, basada en los cuatro números musicales y la excelsa, aunque desproporcionadamente grande obertura que Mozart escribió sobre textos de quien también sería libretista de "El Rapto en el Serrallo", Stephanie el joven, y que se conoce como Der Schauspieldirektor KV 486; traducida comúnmente al español como "El Empresario". En esta ocasión, sin embargo, el dramaturgo le da el título más apropiado de "El Director de Teatro", lo que ubica a la figura central de la historia mucho más cerca del aspecto creativo del arte escénico, si bien el personaje, a lo largo de la obra, se enfrenta lo mismo a problemas artísticos que financieros.
Las funciones de esta "Comedia con música" -como se le subtitula en la mayoría de las ediciones- se efectuarán los próximos días 28, 29, 30 de septiembre, y el primero de octubre de 2006, en el Teatro de las Artes, del Centro Nacional de las Artes de la Ciudad de México (consultar horarios en cartelera); y es el resultado de la intensa cooperación entre el Centro Dramático (CEDRAM) de Michoacán y el Conservatorio de las Rosas de Morelia, con el apoyo del CNA. Luis de Tavira es el director de escena, la Maestra Thusnelda Nieto Jara -asistida por su servidor- se encuentra a cargo de la dirección musical en su carácter de titular del Taller de Ópera del Conservatorio, y como concertador actuará el maestro Fernando Lozano.
La producción no se parece en nada a todo lo que anteriormente se ha presentado bajo el nombre de "El Empresario", si bien la dramaturgia de De Tavira se ciñe a los lineamientos de la comedia original. El hilo conductor de toda la obra es la pregunta que el protagonista se hace en un instante de derrota: "¿Hacemos teatro, o ya no?" Partiendo de ella para explorar las cada vez más asfixiantes limitaciones a las que se enfrentan los creadores que desean hacer verdadero arte y verdadero teatro. Los directivos -honestos unos, cínicos otros hasta la parodia- batallan para concertar un elenco en el que puedan ensamblarse los talentos y exigencias de los diversos actores, quienes invocan el espíritu de los héroes de las óperas mozartianas para hacerse oír por el director. El dilema se profundiza escena tras escena, mientras los enemigos y defensores del teatro (antagonistas que a veces conviven en una sola persona) desfilan ante nuestros ojos en toda su dramática y actual realidad.

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Lo más satisfactorio de haber sido parte de este proyecto fue ver a los alumnos del Taller de Ópera del Conservatorio de las Rosas crecer día con día en el plano actoral, guiados firmemente por el director de escena y sus talentosos asistentes. Es un espectáculo digno de verse en un país que produce maravillosos cantantes, los cuales no lucen en la escena por ser pésimos actores. Las instalaciones del CEDRAM -que ocupan la maravillosamente bella Quinta Eréndira, en Pátzcuaro, hogar en otros tiempos del Gral. Lázaro Cárdenas- se convirtió para estos esforzados estudiantes en un monasterio de arte escénico en el que, a lo largo de muchos meses, han recibido clases maestras de actuación de uno de los mejores directores del mundo, y han tenido la oportunidad de compartir el escenario con los actores profesionales del CEDRAM con el compromiso de ponerse a su altura, sin escatimar tiempo y esfuerzo.
Es el deseo de esta columna que todos puedan igualmente tomarse el tiempo y hacer el esfuerzo para asistir al CNA, y así contemplar al teatro escenificando su propia miseria, así como su propia redención de la mano de Mozart, su eterno enamorado, y bajo el influjo de su música, siempre elocuente al iluminar los verdaderos dramas de la vida.

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Irgendwo auf der Welt
fängt mein Weg zum Himmel an;
irgendwo, irgendwie, irgendwann.