El perverso Georg atrapó la atención de todos los que estábamos en el gabinete cuando por fin, después de mucha insistencia de nuestra parte, accedió a revelar algunas de sus estrategias para conquistar a las hermosas y brillantes mujeres con las que a menudo lo vemos acompañado. La nuestra es una curiosidad sincera. A primera vista, la siniestra catadura de Georg no inspiraría ni siquiera confianza en la mujer más endurecida por las inclemencias de un vivir desafortunado, ya no digamos un sentimiento de compasión o de alegría, o -menos aun- amor.
No obstante, siempre que Georg abandona la no menos ominosa compañía del padre Julián, lo hace para acudir a su cita con una de las seis novias que nosotros le conocemos. Todas ellas jovencitas muy guapas e inteligentes, que aparte parecieran disfrutar amablemente cada segundo que pasan con ese hombre de cuerpo macizo como la piedra y rostro cruzado por cicatrices que hablan de largos y violentos años en el mundo del crimen.
"Las mujeres" -dijo el perverso personaje- "no se sienten atraídas a mí por compasión, como muchos de ustedes creen. Eso podría ser si yo me sintiera triste o me avergonzara por lo que soy, pero no es así. Más bien resulta ser lo contrario, o sea, que pocas veces encuentran a personas con semejante seguridad en sí mismos, con una aceptación de sus defectos tan absoluta como la que yo tengo, aunque esté mal que yo lo diga, claro. Sobre todo, pienso, se trata simplemente de despertar su curiosidad, de infundirles el deseo de aprender más sobre uno, de develar una especie de misterio, un secreto; un poco como lo hago con ustedes, pues, ¿de qué otra manera podría encontrar aceptación entre personas tan diferentes a mí, sino poniendo frente a ustedes a este animal raro que de manera tan intensa despierta su interés? En fin. Otra cosa muy importante es cuidar el olor."
¿"El olor?" preguntó Milucz Furbazc, quien acababa de llegar poco antes y no acertaba a dilucidar el tema de la conversación.
"Así es, mis amigos; el olor. Los hombres olemos mal por naturaleza, y eso no es necesariamente malo, por lo menos no en todos los casos. Entre los olores malos van los olores del amor escondidos, y si uno se atasca los sobacos y el pecho de desodorantes el resultado será la anulación de la personalidad sexual. Por otra parte, si no hacemos nada por detener el sudor, el hedor resultante será insoportable hasta para nosotros mismos. La solución yace, como en todo, en el equilibrio, la parte más notoria de mi personalidad. Con equilibrio en el uso de desodorantes, es posible ocultar los malos olores lo suficiente como para no ofender a las mujeres, permitiendo que ellas perciban apenas el necesario para sentirse estimuladas. Por eso, no deben confundir el equilibrio con la paz o la tranquilidad. Si digo que las mujeres se sienten atraídas a mí por ser un hombre equilibrado, quiero decir que lo que buscan es entender de qué forma pasiones tan violentas, opuestas y enloquecidas pueden coexistir en mí sin destruirme".
El perverso Georg. No en balde apreciamos tanto sus palabras, aunque no siempre hablen de cosas como el equilibrio y las mujeres. No sé; tiene una manera de narrar tal, que hasta en la ocasión en la que nos narró la muerte de uno de sus viejos enemigos, Cassio el viejo, con lujo de detalles sangrientos, no faltó oportunidad de sonreír. De su fealdad el perverso Georg nunca habla, no porque le moleste hacerlo, sino porque la considera simplemente irrelevante. A su modo de ver, es fácil para un niño bonito llevarse el cuerpo de una mujer a la cama, pero tomar su alma y cautivarla son hazañas que solamente los verdaderos hombres son capaces de lograr, a un nivel en el que la belleza es más un estorbo que una ayuda.
A pesar de todo, podía sentirse entre todos nosotros una extraña tensión. Era un poco como si la profunda descomposición del gobierno mexicano hubiera permeado nuestro círculo, pues tal era el tema que preocupaba a algunos y a otros los tenía con ganas de decir, como Giannetta de hecho lo hizo, desatando la controversia en el Gabinete: ¿"ya ven? Les dije que Calderón había ganado la elección. Los jueces mexicanos ya fallaron, y dijeron muy claro lo que yo ya sabía: que los rijosos no son otra cosa que unos malos perdedores. A ver, ¿quién va a saber más de lo que realmente pasó? ¿Los jueces que tienen los documentos en la mano, o AMLO que lleva meses haciéndose el mártir en una pobre tienda de campaña? Lo que más me sorprende es que, después de que nombraron a Don Felipe presidente electo, nadie ha hecho nada para remover a los tres gatos que todavía enmugran el paseo de la reforma con su campamento. Yo recuerdo lo bonita que se veía esa avenida; uno de los pocos lugares en esa ciudad tan fea dignos de verse, no solamente porque es muy amplia, y tiene árboles y bellos edificios, sino también porque -fuera de los limosneros y tragafuegos a los que también hay que quitar de las esquinas- no se ve gente mugrosa o andrajosa sino muy de vez en cuando. Nada más gente bien, todos de traje, de corbata, faldita, bien vestidos, pues. Muchos extranjeros, como yo, que aquí en México los extranjeros somos -según los propios mexicanos- como adornos en las calles, pues ellos serían felices si en lugar de ser prietos y chaparros, fueran altos y blancos como nosotros. Bueno, eso ya no se ve. Neza conquistó Reforma. Yo no sé por qué mandaron arreglar la columna de la Independencia si el gobierno de la ciudad no nos quiere dar un lugar desde el que podamos admirarla. ¡Ya! Que acepten que el PAN ganó limpiamente, y que se larguen".
Un silencio de panteón fue lo que siguió a las palabras de la italiana. Instintivamente todos volteamos a ver a la bella Leopoldina, quien dormía habitualmente en una de las tiendas del plantón sin que le hubieran ofrecido una casa, un préstamo o las placas de un taxi; pero ella estaba tranquila para fortuna de Giannetta, pues en otro momento no se hubiera ido sin un par de horrendos arañazos. Algo debió detener a la morena impetuosa, porque nada más dijo:
"Si, pendeja; Calderón ganó limpiamente, la guerra en Irak es un éxito porque hace de este mundo un lugar más seguro y, sobre todo, México es una nación independiente. A huevo".
"Según recuerdo, en la última reunión decidimos que ya no íbamos a hablar de política." Dijo el prof. Thinmar en tono conciliador. Era cierto. Evidentemente nos estaba afectando, y a fin de cuentas tenemos muchas otras cosas de qué hablar. Como para cerrar el tema dijimos que todo lo que estaba pasando en México y en Estados Unidos no era el resultado de fuerzas políticas oponiéndose las unas a las otras, sino de una profunda crisis de valores, y a eso se refirió entonces Miluzc Furbazc cuando dijo, apenas el profesor hubo hablado:
"No es de política de lo que se trata, ¿o sí? Hasta donde sabemos, solamente se trata de personas que están dispuestas a mentir, robar y asesinar con tal de lograr lo que se proponen, y lo que se proponen usualmente es acumular más poder y más dinero por más tiempo. En nuestro mundo la política es ya algo secundario, algo utilitario en el mejor de los casos. Ya ven: ahora se dice que en México se vive un clima de golpe de estado, y hasta comparan nuestra elección con aquella en la que se le regaló a Bush un segundo periodo. Diciendo que debemos a ello reaccionar como los gringos (perdón, Prof., quiero decir, como los estadounidenses) que no protestaron, sino que nada más aceptaron una derrota fabricada y se fueron a sus casas a seguir padeciendo ese gobierno corrupto como el que más, y comprometido con una guerra de saqueo en beneficio de unos cuantos privilegiados. En México se supone que deben hacer lo mismo: aceptar una presidencia fabricada a conveniencia de la Casa Blanca, los empresarios y el capital golondrino. Perfecto instrumento de control regional que evite la unión de las naciones sudamericanas en una verdadera alianza en contrapeso de Norteamérica. Todo (dijera don Porfirio) por salvaguardar la paz y por seguir viviendo la ilusión de la democracia. ¿Quién fue el primer golpista: AMLO, o el gobierno al servicio de la oligarquía? ¿Quién violenta la paz: el que roba, o el que no permite que le roben? ¿Quién es el que pone el engaño sobre la mesa: el que se mete sin permiso a manosear los paquetes electorales, o el que levanta la voz ante tanta porquería?"
"No te exaltes, hijo" dijo el padre Julián, "no todo es maldad en este mundo. Recuerda que a veces el gobierno debe de actuar como un padre, y por ello debe hacer por el pueblo lo que cree mejor para él, aunque no siempre le guste. En todo caso, aquí no puede hablarse de buenos y malos, de robones y robados, ni siquiera de pobres y ricos. Todos somos hermanos, y debemos amarnos y perdonarnos para vivir en concordia durante el siguiente sexenio. Lo de la guerra en Irak, pues, ese sí que es otro tema; pero de eso lo único que me importa es la cantidad de herejes muertos. Al fin y al cabo son como animales porque no tienen alma, o la tienen condenada, y por otro lado tienen petróleo, que ese sí, la verdad, nos hace falta. No veo la injusticia en todo eso.""El equilibrio -dijo el perverso Georg- es lo único que nos queda cuando la justicia se ha perdido. ¿Cuánto durará aquél?"
No obstante, siempre que Georg abandona la no menos ominosa compañía del padre Julián, lo hace para acudir a su cita con una de las seis novias que nosotros le conocemos. Todas ellas jovencitas muy guapas e inteligentes, que aparte parecieran disfrutar amablemente cada segundo que pasan con ese hombre de cuerpo macizo como la piedra y rostro cruzado por cicatrices que hablan de largos y violentos años en el mundo del crimen.
"Las mujeres" -dijo el perverso personaje- "no se sienten atraídas a mí por compasión, como muchos de ustedes creen. Eso podría ser si yo me sintiera triste o me avergonzara por lo que soy, pero no es así. Más bien resulta ser lo contrario, o sea, que pocas veces encuentran a personas con semejante seguridad en sí mismos, con una aceptación de sus defectos tan absoluta como la que yo tengo, aunque esté mal que yo lo diga, claro. Sobre todo, pienso, se trata simplemente de despertar su curiosidad, de infundirles el deseo de aprender más sobre uno, de develar una especie de misterio, un secreto; un poco como lo hago con ustedes, pues, ¿de qué otra manera podría encontrar aceptación entre personas tan diferentes a mí, sino poniendo frente a ustedes a este animal raro que de manera tan intensa despierta su interés? En fin. Otra cosa muy importante es cuidar el olor."
¿"El olor?" preguntó Milucz Furbazc, quien acababa de llegar poco antes y no acertaba a dilucidar el tema de la conversación.
"Así es, mis amigos; el olor. Los hombres olemos mal por naturaleza, y eso no es necesariamente malo, por lo menos no en todos los casos. Entre los olores malos van los olores del amor escondidos, y si uno se atasca los sobacos y el pecho de desodorantes el resultado será la anulación de la personalidad sexual. Por otra parte, si no hacemos nada por detener el sudor, el hedor resultante será insoportable hasta para nosotros mismos. La solución yace, como en todo, en el equilibrio, la parte más notoria de mi personalidad. Con equilibrio en el uso de desodorantes, es posible ocultar los malos olores lo suficiente como para no ofender a las mujeres, permitiendo que ellas perciban apenas el necesario para sentirse estimuladas. Por eso, no deben confundir el equilibrio con la paz o la tranquilidad. Si digo que las mujeres se sienten atraídas a mí por ser un hombre equilibrado, quiero decir que lo que buscan es entender de qué forma pasiones tan violentas, opuestas y enloquecidas pueden coexistir en mí sin destruirme".
El perverso Georg. No en balde apreciamos tanto sus palabras, aunque no siempre hablen de cosas como el equilibrio y las mujeres. No sé; tiene una manera de narrar tal, que hasta en la ocasión en la que nos narró la muerte de uno de sus viejos enemigos, Cassio el viejo, con lujo de detalles sangrientos, no faltó oportunidad de sonreír. De su fealdad el perverso Georg nunca habla, no porque le moleste hacerlo, sino porque la considera simplemente irrelevante. A su modo de ver, es fácil para un niño bonito llevarse el cuerpo de una mujer a la cama, pero tomar su alma y cautivarla son hazañas que solamente los verdaderos hombres son capaces de lograr, a un nivel en el que la belleza es más un estorbo que una ayuda.
A pesar de todo, podía sentirse entre todos nosotros una extraña tensión. Era un poco como si la profunda descomposición del gobierno mexicano hubiera permeado nuestro círculo, pues tal era el tema que preocupaba a algunos y a otros los tenía con ganas de decir, como Giannetta de hecho lo hizo, desatando la controversia en el Gabinete: ¿"ya ven? Les dije que Calderón había ganado la elección. Los jueces mexicanos ya fallaron, y dijeron muy claro lo que yo ya sabía: que los rijosos no son otra cosa que unos malos perdedores. A ver, ¿quién va a saber más de lo que realmente pasó? ¿Los jueces que tienen los documentos en la mano, o AMLO que lleva meses haciéndose el mártir en una pobre tienda de campaña? Lo que más me sorprende es que, después de que nombraron a Don Felipe presidente electo, nadie ha hecho nada para remover a los tres gatos que todavía enmugran el paseo de la reforma con su campamento. Yo recuerdo lo bonita que se veía esa avenida; uno de los pocos lugares en esa ciudad tan fea dignos de verse, no solamente porque es muy amplia, y tiene árboles y bellos edificios, sino también porque -fuera de los limosneros y tragafuegos a los que también hay que quitar de las esquinas- no se ve gente mugrosa o andrajosa sino muy de vez en cuando. Nada más gente bien, todos de traje, de corbata, faldita, bien vestidos, pues. Muchos extranjeros, como yo, que aquí en México los extranjeros somos -según los propios mexicanos- como adornos en las calles, pues ellos serían felices si en lugar de ser prietos y chaparros, fueran altos y blancos como nosotros. Bueno, eso ya no se ve. Neza conquistó Reforma. Yo no sé por qué mandaron arreglar la columna de la Independencia si el gobierno de la ciudad no nos quiere dar un lugar desde el que podamos admirarla. ¡Ya! Que acepten que el PAN ganó limpiamente, y que se larguen".
Un silencio de panteón fue lo que siguió a las palabras de la italiana. Instintivamente todos volteamos a ver a la bella Leopoldina, quien dormía habitualmente en una de las tiendas del plantón sin que le hubieran ofrecido una casa, un préstamo o las placas de un taxi; pero ella estaba tranquila para fortuna de Giannetta, pues en otro momento no se hubiera ido sin un par de horrendos arañazos. Algo debió detener a la morena impetuosa, porque nada más dijo:
"Si, pendeja; Calderón ganó limpiamente, la guerra en Irak es un éxito porque hace de este mundo un lugar más seguro y, sobre todo, México es una nación independiente. A huevo".
"Según recuerdo, en la última reunión decidimos que ya no íbamos a hablar de política." Dijo el prof. Thinmar en tono conciliador. Era cierto. Evidentemente nos estaba afectando, y a fin de cuentas tenemos muchas otras cosas de qué hablar. Como para cerrar el tema dijimos que todo lo que estaba pasando en México y en Estados Unidos no era el resultado de fuerzas políticas oponiéndose las unas a las otras, sino de una profunda crisis de valores, y a eso se refirió entonces Miluzc Furbazc cuando dijo, apenas el profesor hubo hablado:
"No es de política de lo que se trata, ¿o sí? Hasta donde sabemos, solamente se trata de personas que están dispuestas a mentir, robar y asesinar con tal de lograr lo que se proponen, y lo que se proponen usualmente es acumular más poder y más dinero por más tiempo. En nuestro mundo la política es ya algo secundario, algo utilitario en el mejor de los casos. Ya ven: ahora se dice que en México se vive un clima de golpe de estado, y hasta comparan nuestra elección con aquella en la que se le regaló a Bush un segundo periodo. Diciendo que debemos a ello reaccionar como los gringos (perdón, Prof., quiero decir, como los estadounidenses) que no protestaron, sino que nada más aceptaron una derrota fabricada y se fueron a sus casas a seguir padeciendo ese gobierno corrupto como el que más, y comprometido con una guerra de saqueo en beneficio de unos cuantos privilegiados. En México se supone que deben hacer lo mismo: aceptar una presidencia fabricada a conveniencia de la Casa Blanca, los empresarios y el capital golondrino. Perfecto instrumento de control regional que evite la unión de las naciones sudamericanas en una verdadera alianza en contrapeso de Norteamérica. Todo (dijera don Porfirio) por salvaguardar la paz y por seguir viviendo la ilusión de la democracia. ¿Quién fue el primer golpista: AMLO, o el gobierno al servicio de la oligarquía? ¿Quién violenta la paz: el que roba, o el que no permite que le roben? ¿Quién es el que pone el engaño sobre la mesa: el que se mete sin permiso a manosear los paquetes electorales, o el que levanta la voz ante tanta porquería?"
"No te exaltes, hijo" dijo el padre Julián, "no todo es maldad en este mundo. Recuerda que a veces el gobierno debe de actuar como un padre, y por ello debe hacer por el pueblo lo que cree mejor para él, aunque no siempre le guste. En todo caso, aquí no puede hablarse de buenos y malos, de robones y robados, ni siquiera de pobres y ricos. Todos somos hermanos, y debemos amarnos y perdonarnos para vivir en concordia durante el siguiente sexenio. Lo de la guerra en Irak, pues, ese sí que es otro tema; pero de eso lo único que me importa es la cantidad de herejes muertos. Al fin y al cabo son como animales porque no tienen alma, o la tienen condenada, y por otro lado tienen petróleo, que ese sí, la verdad, nos hace falta. No veo la injusticia en todo eso.""El equilibrio -dijo el perverso Georg- es lo único que nos queda cuando la justicia se ha perdido. ¿Cuánto durará aquél?"
1 comentario:
Esta lectura la realicé hace días, pero no pude mencionarlo hasta ahora. De cualquier modo, no me pareció una entrga sólida... lo siento, pero faltó enfoque al texto y la línea integradora que buscaste nunca se cerró del todo. Creo que aspiraste a conciliar cosas que no dan para ello. ideas demasiado personales (casi de fantasías) con visiones políticas. creo no caminó como texto.
G
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