sábado, octubre 11, 2014

Solamente estoy de paso




Mis días en la corte de Su Majestad La Reina (démosle ese título con legitimidad, sin sarcasmo alguno) me han hecho recordar lo que mi segundo consejero (mi padre es el primero) el gran maestro CT, me dijo una vez. Hablábamos de mi costumbre de rasurarme todos los días con la navaja de hoja libre; escuchando música de los años 20's o la novela de Manzoni “I Promessi Sposi”; leída en la voz sensual, expresiva y bella de Silvia Cecchini. “¿Por qué ponerte todos los días en la garganta un arma con la que los gángsters irlandeses solían matarse entre ellos?”, preguntaba. “Es más tardado, más doloroso y hasta peligroso. La tecnología ha inventado instrumentos finísimos para rasurarse rápida y fácilmente ”. 
Creo que mi vida ha dado un giro. Mis inclinaciones tienden a ser otras con la experiencia. 
Le contesté, pensando sin querer en la mirada dulce que Su Majestad me regala de cuando en cuando: “por el placer de hacerlo”; y luego agregué: 
“Porque el pequeño dolor es parte de ese placer. También por el lujo de tomarme las cosas con calma, sin apresurar los finales de frase; por el refinamiento en la técnica y la emoción de sentir la navaja cerca de un manantial de sangre que no podré detener si cometo un error, lo mismo que el fuego se torna inapagable si te prende en la piel viva o el amor te arruina la vida una vez que te abandonas a él. Por eso pero, sobre todo, porque vale la pena". 

Eso pienso en la corte de la Reina. 
Irgendwo auf der Welt
fängt mein Weg zum Himmel an;
irgendwo, irgendwie, irgendwann.